El circo romano es un recinto alargado con remates circulares en los extremos, teniendo globalmente una forma oval, más o menos alargada. En el centro, rodeada de gradas generalmente de piedra, estaba la arena, muy alargada y partida en dos por la espina un muro bajo y aislado coronado de obeliscos, estatuas y otros ornamentos semejantes. La espina formaba sobre la arena dos calles por donde corrían las cuadrigas. En cada uno de los extremos había un pilar cónico denominado meta. Los contadores de vueltas solían ser huevos de piedra o estatuillas de delfines.
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